No hay cambio social si no hay sujeto de cambio. Eso explica por qué los gobiernos no invierten en niñez: en realidad no les interesa el cambio. Necesitan del statu quo para mantener los negocios. Necesitan que la sociedad siga siendo desigual, violenta. Sobre la violencia se ejerce violencia, y esa es la herramienta del poder para garantizar el control social. En un recorrido por las organizaciones que trabajan cotidianamente con los pibes en la provincia de Buenos Aires, Malas Palabras presenta un panorama alarmante.
Vanesa Salgado, del Observatorio de Jóvenes del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Foro por los Derechos de la Niñez, la Adolescencia y la Juventud de Berazategui; explicó que a casi diez años de aprobación de la ley 13.298 de Promoción y Protección de Derechos de la niñez en esta provincia, “la gente no sabe que debiera contar con Centros de promoción y protección o con organismos similares para no judicializar problemas que son propios de condiciones de vida, que no tienen que ver con la Justicia o con lo penal sino con niveles de pobreza que todavía no se han resuelto”.
La investigadora, explicó que “se crean estructuras nuevas pero hay mucha resistencia tanto de la corporación judicial como de los propios ejecutivos provinciales para implementar la política pública desde otro paradigma. Cuando las universidades planteamos hacer relevamientos o no hay quien lo financie, o después con esa información no se hace nada”.
Para Salgado, no se reconocen cuestiones estructurales: “Las dificultades de los pibes que siguen sin poder acceder a la educación. La escuela no está preparada para recibir a esos pibes que son tercera generación que no conocen la educación, que no conocen el trabajo, que no conocen la salud. Es mucho más complejo, es reconocer que la pobreza no es económica solamente, que no se resuelve transfiriendo dinero, es mucho más compleja la dimensión de la pobreza”.
La investigadora explica que en la provincia de Buenos Aires sigue habiendo barrios en donde la presencia del Estado básicamente es la policía, “es el primer contacto del pibe con el Estado”. “Nosotros vemos que en los últimos años, a pesar de la cantidad de discursos que se promovieron, el Estado punitivo sigue avanzando por sobre el Estado”.
Salgado señala que en materia de infancia “hay una necedad importante. Y eso les permite no adjudicar dinero a políticas de promoción y protección de derechos y adjudicarlo en otras áreas. El presupuesto se reparte de otras maneras. Entonces la necedad no es casualidad, la necedad es una decisión política de negar el problema ahí para poner el dinero en otro lugar”.
La asignación es buena si está lo demás
La Fundación Pelota de Trapo desarrolla programas para pibes desde hace más de 30 años en Avellaneda y Florencio Varela. El Hogar Pelota de Trapo, que dirige Alberto Morlachetti, fue promotor junto al cura platense Carlos Cajade, del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo. Laura Tafettani, referente de la organización, señala que la situación actual es grave, “porque no está en agenda las políticas de infancia, no está habiendo políticas que ayuden a los sectores más excluidos a poder acompañar una proceso para salir de esa exclusión, entonces obviamente hay un retroceso muy grande en la infancia”.
“Hay un discurso de que el Estado está presente, cuando realmente hay una apariencia de presencia, porque no está habiendo educación, los chicos de las clases sociales más desfavorecidas no están pudiendo aprender a la escuela, van a cualquier hospital y no tienen acceso a la salud porque no hay insumos básicos. Cuando el chico quiere acceder no existe la posibilidad, entonces una asignación es una muy buena medida cuando está todo lo demás. Si no está todo lo demás, es una medida incompleta, más allá del monto”, añade.
Para Tafettani, esta situación es parte de una estrategia política: “Estamos lejos de pensar en una sociedad que sea realmente transformadora, estamos muy lejos porque como sociedad adulta tenemos que interpelarnos y hasta qué punto estamos decididos a tener otra sociedad. La estrategia que ha tenido este gobierno es de dividirnos en falsas opciones. Lo que hay es un modelo económico que no dio respuesta en 30 años a la pobreza estructural. Asusta la naturalización de la violación de los derechos del pibe. Como se naturaliza que se le quite un bebé a una mamá. Como se naturaliza que las familias no tienen derechos. Es esa pobreza que no tiene derechos”.
Más chicos en la esquina que en la Universidad
Sergio Val es referente de la Fundación Che pibe, en Lomas de Zamora. Hace más de 25 años que está en esto y dice que “nosotros también vemos que a pesar del cambio de la ley se invierte más en las políticas represivas hacia los jóvenes que en política social. La niñez es un terreno peligroso para estos gobiernos, donde la prebenda y la manipulación son la manera que ellos tienen para seguir sosteniendo el statu-quo”.
Respecto al discurso de la década ganada, Val señala que “hay un doble discurso. Este es el gobierno de la improvisación. Cuando se anunció la asignación universal coincidió que la imagen de Cristina había bajado.
No hay una planificación hacia el futuro, sino un discurso para mantener una legitimidad desde lo nacional y popular. Los chicos están peor. Hay un proceso de deterioro general. Los niveles de violencia que tienen los pibes hoy, no los tenían hace 20 años. Tenemos más pibes muertos y enterrados que profesionales. Tenemos más chicos cartoneando que trabajando en blanco. Tenemos más chicos en la esquina con el paco que en la universidad”.
Nada es casual
En General Rodríguez existe un lugar llamado Ruca Hueney, Casa de Amigos en lengua mapuche. Allí, los chicos corren rodeados de campo desde la escuela a la radio, al hogar, a la granja, juegan en la canchita de fútbol. Todos los días. Se trata de la organización que dirige Omar Giuliani, que pese a la trascendencia de la tarea, sufre también el ajuste presupuestario de la provincia: “No es casual que desfinancien a las organizaciones que nos hacemos cargo de la niñez. Es muy evidente esto de una política pública que habla del desinterés y de la intencionalidad de subordinación de parte de las organizaciones hacia la Provincia. La falta de pago y el recorte presupuestario en términos de programas asistenciales o centros de día, responde a una lógica donde ellos consideran que la respuesta a las problemáticas sociales es a partir de la represión. Es el mismo gobierno que tiempo atrás le dio media sanción a la baja de edad de punibilidad. La gran inversión que hicieron el año pasado no fue en términos de prevención sino en cuestiones de seguridad”.
Giuliani remarca que el no pago de las becas, el retraso o la falta de actualización de los montos, “significa que las organizaciones deben ir recortando su capacidad de asistencia, su calidad en la alimentación, su capacidad en la respuesta en la salud, su capacidad de contención. Y esto no es algo que ni deviene de un cálculo equivocado por parte de Nación, ni es algo que no conocen. Lo conocen, pero necesitan un modelo de políticas públicas que tiene que ver con identificar a nuestros pibes como parte del enemigo en términos de inseguridad. Y nosotros decimos que el mayor conflicto con la seguridad y la inseguridad tiene que ver con la falta de política pública estructural que modifique la realidad del pueblo”.
Por Rosario Hasperué
Nota publicada en la edición de septiembre de 2013 de la revista Malas Palabras
Fuente: http://www.revistamalaspalabras.blogspot.com.ar